מאי 26, 2022

Indicios de sequía

Tenía mucho rato de no asomarme aquí, a este diario en Naturalista. Prácticamente dos años desde la última vez que publiqué una entrada. Esta vez lo hago con preocupación, sin que pretenda alarmar o hacer drama.
Este mediodía, como apunté en mi más reciente observación, tuve un hallazgo extraordinario.
Donde vivo desde hace cincuenta y cuatro años originalmente encontraba uno muchos chapulines, pululaban en jardines y calles, eran una sensación para nosotros niños jugando y andando en bicicleta, divertidos con las reacciones de horror de las niñas cuando, en temporadas de lluvias, se veían asaltadas por chapulines brincando a su paso o trepando por sus faltas y vestidos y cabelleras. Pero, eso terminó un buen día. De la noche a la mañana a mediados de los ochentas desaparecieron todos los chapulines y con ellos aminoró la población de catarinas y otros insectos benéficos para los jardines.
Lo anterior coincidió con el aumento de la zona urbana y la depredación de los alrededores naturales y las colinas por parte de los insaciables inmobiliarios. Años después, a mediados de los noventa, empezaron a aparecer grillos. Las noches volvieron a ser melódicas, ruidosas, pero no eran chapulines los que cantaban, sino grillos, algunos más bien saltamontes. Abundaron y las lluvias también. Luego, hacia la primera década del siglo XXI también desaparecieron.
En el ínterin, y esto ya lo conté en otro apunte, comenzaron a aparecer la cucaracha europea, en franca plaga, la siguió el alacrán que he descrito aquí en mi tablero, llegaron a hacer nido en mi jardín abejorros que motivaron llamar a los bomberos para eliminar el nido y años antes avispas hicieron un panal sobre una ventana alta. Ocurrió la batalla campal entre hormigas que narré en otra observación. Aparecieron las sserpientes africanas descritas también en mi tablero y ahora, lo más reciente y raro como decía al principio: una langosta.
Dice el dicho que una golondrina no hace verano, pero ello no aplica a las langostas para las que es sabido que la sola aparición de una es augurio de sequía próxima y hambruna.
Dije que me preocupa este hallazgo, este indicio porque en los tiempos que vivimos, con los efectos de la pandemia de Covid-19 y sus variantes, la recesión mundial, los efectos económicos de la guerra en Ucrania y la crisis de las redes de distribución de alimentos, fertilizantes, muchos vemos venir desde hace tiempo una secuencia de acontecimientos serios y la proximidad de una hambruna mundial.
No quiero pecar de apocalíptico o conspiracionista, pero este indicio no deberíamos tomarlo a la ligera en México, porque bastante estamos padeciendo ya por lo dicho en el párrafo anterior y otros factores de política interna como para que además se sume un problema agrícola.
La Ciudad de México está rodeada de zonas agrícolas, Milpa Alta, por ejemplo, que surten a la gran capital de alimento, muy aparte de las importaciones de otros países. México como país ha dejado de ser autosuficiente en varios productos por el descuido gubernamental y empresarial del campo desde hace varios sexenios. Estamos avisados que este será un año seco por causa del cambio climático y el comportamiento del Sol. Una langosta en primavera podría ser el temprano aviso de que, a pesar de los huracanes, las lluvias no llegarán, la producción agrícola sufrirá mermas y la carestía se agravará a pesar de decretos como parches en la canasta básica.

הועלה ב-מאי 26, 2022 10:16 אחה"צ על ידי vetanaturalista vetanaturalista | תצפית 1 | 0 תגובות | הוספת תגובה

יוני 21, 2020

Empezamos a salir

La pandemia de Covid-19 continúa. Días atrás he compartido con diversas amistades y conocidos veterinarios información acerca de la probable transinfección de humanos a mascotas, verificadas en un par de lugares del mundo y registrados los casos en serias publicaciones científicas, aunque el tema sigue siendo polémico. Comento esto porque me preocupa que, conviviendo con 7 gatos, el problema pudiera presentarse de alguna forma, si bien me mantengo recluido lo necesario.

Las autoridades han decidido permitir la reactivación de ciertas actividades económicas; pero, la gente, en su desesperación ya está saliendo o a entretenerse, ejercitarse o trabajar, pues la recesión económica aparejada obliga a buscar el sustento. Aunado a esto ya comenzaron los conflictos sociales por hambre, inseguridad y reacciones variopintas que exhiben la polarización social prohijada por el régimen actual.

En mi huerto, las tomateras han muerto. Casi no ha llovido, lo que no extraña porque estábamos avisados de que sería un año de sequía extrema. Sin embargo, continúan apareciendo nuevas mariposas que n he podido fotografiar porque gustan libar de las flores más altas de la bugambilia.

Hice un "hotel para bichos" que aún no se ocupa o eso creo, pues no he visto a ninguno habitando. La idea es atraer a insectos benéficos para el huerto donde sembré esquejes de geranio rojo que han prendido muy bien y ya dan flor, lo que colorea un poco además de atraer colaboradores y repeler fauna nociva. Y es que también la citronella y la lavanda están felices. No así la ruda que, luego de meses de trabajo y lograr que creciera, por alguna razón desconocida ha estado marchitándose. Podría culpar a los gatos que luego entran en la huerta a miar o defecar, pero tengo mucho cuidado de vigilar este tema en beneficio de las plantas y lo que me como. Pero, sospecho, sin poder comprobarlo, que mi inquilino incurrió por segunda vez en orinar en mi jardín, pues el día que noté a mi ruda marchitándose observé que alrededor de ella había una mancha amplia de humedad en la tierra, mancha muy distinta de la que dejan los gatos cuando orinan, en un pequeño círculo y rascando la tierra. Además, tiempo ha que he notado que los miados de los gatos no queman como los de los perros y, en cambio, alrededor de las manchas de miados las plantas crecen más rápido, alto y más verdes. De inmediato regué profusamente y rocié los follajes. Al encarar diplomáticamente al inquilino este negó cualquier posibilidad de haber repetido el acto que ya una vez personalmente atestigué y ocasionó que le llamara la atención por su falta de respeto.

Han ocurrido nuevos avistamientos de serpientes negras de hormiguero que he incluido aquí, en Naturalista.

En una maceta sembré eneldo. Aun no germina; cuando lo haga quiero comparar con la planta "silvestre" que ya anoté aquí como hinojo para distinguirlas y clasificarlas correctamente. Sembré también espinacas, pero ahora las encerré en un botellón adaptado por mí como mini invernadero; ¡están creciendo! También en otras macetas improvisadas sembré ajo, lechuga romana, jamaica, pepino.

Las cebollas y chalots están creciendo felices. Parece que sí germinó y está creciendo la sandía que sembré y está creciendo una planta que podría ser melón. Ya la identificaré.

הועלה ב-יוני 21, 2020 11:57 אחה"צ על ידי vetanaturalista vetanaturalista | תצפית 1 | 0 תגובות | הוספת תגובה

אפריל 2, 2020

En medio de la pandemia

Mientras los seres humanos nos encontramos en cuarentena por causa del COVID-19, la naturaleza sigue su curso. Ha sido emocionante ver cómo, al disminuir nuestra actividad, animales sobre todo silvestres reaparecen, como si la calma de las ciudades, de los suburbios, fuera motivo para atraerlos. Hemos podido ver variedad de especies caminando por las calles, entre animales de granja y silvestres y la visión nos maravilla y reconcilia con el planeta y el que debería ser nuestro rol como administradores de la diversidad. En los huertos urbanos como el que he venido haciendo desde hace dos años, ocurre algo similar

En mi casa he vuelto a ver mariposas que hacía años que no disfrutaba: colas de tigre, mantos de viuda, revolotean sobre la bugambilia y sobre los geranios y las demás plantas que tengo en el huerto, atraídas por los aromas de la lavanda, el romero, la citronella, la hierba Luisa.

Las dos compostas que hice, una a partir de desperdicios orgánicos (basura vegetal, papel, preferentemente) y la hecha con base en las heces de mis gatos quedaron listas para emplearlas en la huerta. La reaparición de lombrices y su abundancia me tiene más que contento. Quisiera decir lo mismo de los caracoles y babosas que, aunque me caen bien, están siendo una seria plaga que no permite que pueda sembrar mis hortalizas. Lechuga o espinaca o zanahoria que empieza a crecer, se la zampan en manada.

Han surgido algunas plantas que, o no recuerdo haberlas sembrado, pues no sy muy sistemático y metódico en el procedimiento o han salido solas, desde las semillas que pudieran haber quedado en la composta. Algunas hasta que florecen he podido identificarlas, otras, de plano tengo que solicitar aquí, a la comunidad, que me ayude a clasificarlas, para saber si continuarlas manteniendo o erradicarlas para que no roben nutrientes a mi huerto.

Desafortunadamente, mi huerta tendrá que seguir creciendo un poco de manera salvaje pues, con esto de la pandemia y al no tener la economía y la liquidez, hago lo posible con mis recursos y creatividad para mantenerla lo más sana posible. Por lo menos, y doy gracias, tengo un poco para comer.

הועלה ב-אפריל 2, 2020 08:51 אחה"צ על ידי vetanaturalista vetanaturalista | 4 תצפיות | 0 תגובות | הוספת תגובה

ינואר 20, 2020

Los gatos y el control de la huerta.

Tengo claro que esta página y comunidad no es para hablar de las propias mascotas, aun cuando estas formen parte de la biodiversidad, no son entes ajenos aun cuando algunos quisieran tratar la biodiversidad como si fuera una cosa aislada, que podemos observar al interior de una retorta o de un invernadero. Nos guste o no, comenzando con nosotros, humanos, la biodiversidad es más que una colección de observación de "bichos raros" o en riesgo de extinción. El verdadero naturalista, pienso, no debe quedarse solo en el examen y registro de lo que le parece nuevo, distinto; debe también, creo, hacer el esfuerzo por integrar y entender el conocimiento acerca de las maneras como todas las formas de vida conocidas o por conocer se relacionan, para bien o mal, no tanto para proteger a unas u otras "consentidas", mantener cierto control "administrativo" sobre la naturaleza, sino para, en ambos casos, actuar respnsablemente sobre y como parte de dicha biodiversidad, en su aprovechamiento y cuidado.
He visto en diversos canales y plataformas decir: "no usen bosta, heces, de otros animales"; se entiende: que no sean hervíboros.

Mi comentario es el siguiente y trataré de ser breve. He leído y visto bastantes materiales acerca del tema del compostaje, y tengo claro los pros y contras que algunos aducen al respecto de compostar heces de animales no hervíboros como perros o gatos o incluso el hombre. Sin embargo, una idea ha estado insistente en mi cabeza desde hace tiempo, pensando en mi circunstancia personal y económica: si la vida te da limones, haces limonada. Así, la vida me ha traído primero uno, luego tres y ahora ocho gatos (no es que no haya querido acomodarlos, la gente gusta de los gatos, pero de lejos, no es fácil darlos en adopción a diferencia de los perros). A todos los tengo ya esterilizados, castrados.

Pueden imaginar que la producción de heces de gato en mi casa entonces ha aumentado. Ni modo de seguir haciendo como antes, echando todo en bolsas de plástico para tirar al camión de la basura, aunque lo sigo haciendo en parte. Primero, en mi país, México, como en otros lados, la campaña anti plástico está cambiando todo, ya es ley. Segundo, los tiraderos de basura se han vuelto un problema mayúsculo, ¡ya nadie quiere entrarle a solucionarlo! Así que, hace un año decidí hacer composta y comenzar una huerta en mi jardín.

Composté primero la basura orgánica (vegetales, sobre todo); luego, aparte, experimenté con las heces de los gatos mezcladas con basura orgánica salida de la cocina (siempre vegetales) y del mismo jardín. Cuidando siempre ambas composteras, que tuvieran buen filtrado, buena ventilación. Al principio tenía mis dudas. La composta clásica avanzó bien. Tras recoger lixiviados y servirlos diluidos en la huerta y macetas, las plantas empezaron a darse mucho mejor, aunque hubo "plagas" que tuve que controlar a mano, como las chinches, pulgones y babosas y caracoles. Algunos haciendo una mezcla de infusión con hojas y tallos de capuchina, dientes de ajo, citronella, canela o romero; mezcla a la que, fría, le añadí un poco de vinagre (blanco o de manzana), para rociar en los follajes con mejor resultado que otros remedios que recomiendan por allí. Añadir agua jabonosa ayuda un poco. Esto, como repelente más que como insecticida natural.

Para mi sorpresa, la composta con heces de gato se desarrollo casi igual, y por momentos aun mejor que la de basura, sin olores desagradables, dando una textura interesante a la tierra.

Comencé a depositar basura orgánica en agujeros en el jardín y cubriendo con las hojas recogidas, en una zona alejada de la huerta. No había lombrices aparentemente desde hace años que no cuidaba el jardín. Pero, al comenzar la temporada de lluvias, para mi sorpresa salieron unas pequeñas culebras negras que jamás había visto e incluso por eso me suscribí a la página Naturalista. Resulta que estas, ¡de origen africano (vivo en México)!, son depredadoras ciegas que mantienen controlada la plaga de hormigas y larvas. Luego, escarbando ¡hallé lombrices de nuevo y en cantidad! Tomé algunas y las deposité en las composteras. Las compostas, ambas, mejoraron notablemente.

En el jardín hice un agujero grande y deposité allí heces de gatos, hojas, pasto seco, basura y cubrí con tierra y las ramas de las podas frecuentes. Hace unos días decidí agrandar el agujero hacia los costados para tener más área para que los gatos hagan lo suyo y, ¡oh, sorpresa!, las heces viejas ya no existen, todo se compostó en menos de un año y la calidad de la tierra ¡maravillosa! Claro que quizá un examen más acucioso con microscopio y otros recursos podría revelarme otras cosas agradables o no de acuerdo con lo que he leído (por aquello de los parásitos, ¡como si caballos, vacas y borregos no tuvieran también parásitos!). A saber.

Por ahí vi un video de un individuo que hizo lo propio con las heces de su perro, pero tardó más de un año en compostarlas (por lo mismo de la dieta del perro, supongo). Mis gatos solo consumen sus croquetas y la composición de las mismas es distinta de la que se produce para los perros, según entiendo, aunque puedo estar equivocado. Vi también un documental acerca de lo que los chinos han conseguido con las heces de cerdos y humanos, compostando más bien para generar energía eléctrica, aunque también para emplear en ciertos tipos de cultivos.

Nunca he usado las arenas, porque en general son arcillosas, aunque algunas se hacen con papel reciclado; sin embargo, he observado que mientras la orina de los perros quema las plantas, la orina de los gatos quema ligeramente la zona específica, pero alrededor las plantas crecen más verdes, más rápido, más robustas. ¿Será que los nutrientes de los orines de los gatos (sobre todo si están operados, sin tanta hormona) resultan menos acidificantes? Tal vez.

Las arenas, aun cuando no las he usado, si las reciclo en los areneros, dejándolas secar y orear al sol, luego de un tiempo dejan de ser aglutinantes, no forman terrones y se vuelven más finas. Pienso hacer una composta aparte, experimentar, usando esas arenas más finas y ver qué resultados se producen mezclando así las cosas.

En los próximos días recogeré, cerniré, embolsaré y aplicaré en la huerta las compostas que hice aparte, para seguir el proceso. Pensaba no mezclarlas; pero, viendo lo ocurrido en el jardín, donde hice la mezcla tercera, creo que no sería tan problemático hacerlo. Por supuesto que el tema parasitario no deja de preocuparme y habré de tener cuidado al respecto. Por ahora, lo que he cosechado, papas, tomates cherry, saladet, bola, hierbas de olor, han resultado muy sabrosos y bellos, sin ser la gran cosa.

Por otra parte y para finalizar, me he mantenido observador del comportamiento de mis gatos y, si bien me mantengo alerta de recoger sus heces cuando las hacen en la huerta, pese a mis previsiones, para llevarlas al rincón de composta, he caído en cuenta que su instinto más que dañino ha resultado benéfico. Me explico: en primer lugar, al rascar la tierra para enterrar sus miados y/o mierda han reducido la aparición de hierbas malas u oportunistas, de entre las cuales las únicas que pueden interesarme en la huerta son el hinojo y el diente de león, entre otras, pues son útiles en la dieta también. Y como en jardínería se recomienda remover la tierra con el trinche para que respire y restar oportunidad a esas plantas, pues comprendo que los gatos de esa forma ayudan, además de cazar mariposas de la col y polillas. Así, en vez de ahuyentarlos he preferido tomarlos como aliados, claro que siempre bajo mi vigilancia, porque también es cierto que escarban sin cuidado y ya me mataron una alcachofa al rascar muy cerca de su tallo.

¿Adónde voy con todo esto? En conclusión: me parece que en los tiempos que vivimos es necesario replantearnos el papel de las heces de las mascotas para su aprovechamiento. Hay investigaciones al respecto, sí, y casi todas nos dejan más angustiados que nada, como aquel estudio que descubrió la diseminación de scherichia colli en un jardín abonado con heces humanas. Algo tenemos que hacer con la caca. La naturaleza es más sabia que todos nosotros. Basta observarla. Pero, no han salido empresarios visionarios dispuestos a entrarle al toro por los cuernos. ¿Hasta cuando?

הועלה ב-ינואר 20, 2020 10:52 אחה"צ על ידי vetanaturalista vetanaturalista | 3 תצפיות | 0 תגובות | הוספת תגובה

ספטמבר 26, 2019

Cuando la belleza se hace plaga

A todos nos fascinan y encantan las mariposas, más las de día que las nocturnas o las polillas. Por sus colores, su gracia. Pero algunas de ellas pueden ser una verdadera monserga en los huertos. Es el caso de la mariposa blanca de la col cuyas larvas eclosionan en los anversos de las hojas de las plantas donde deposita sus huevas amarillas. Esos lindos, graciosos y hermosos gusanitos de tonos y colorido de azules, verdes y amarillos tornasolados pueden acabar con un sembradío de hortalizas y, si no es suficiente, arrasar con plantas aledañas al huerto.
Desde que comencé mi pequeño huerto urbano he estado pendiente de que estas no se propaguen y conviertan en una franca plaga. Las plantas trampa, como la capuchina son las que cargan con el problema, pero uno no debe dejarles todo el trabajo.
Personalmente, a veces extraigo las hojas donde encuentro las huevas y las aplasto evitando, previniendo un problema mayor; pero, también a veces, opto por no hacer nada y dejar a la naturaleza seguir su curso. A veces no riño a los gatos que, por atraparlas al vuelo, hacen uno que otro destrozo mínimo en el huerto.
Siendo el mastuerzo también una planta comestible y no solo de ornato o instrumento distractor para ciertos insectos, procuro mantenerla sana para poder cosechar sus flores, tallos y hojas y las ricas alcaparras que son sus frutos ya sea para hacer ensaladas o guisar.
Las hojas, por otra parte, hervidas para hacer una infusión con ajo y añadiendo frío vinagre hacen un adecuado repelente para otros insectos y sí funciona, a diferencia de algunos otros mejunjes que me han recomendado.

הועלה ב-ספטמבר 26, 2019 03:19 לפנה"צ על ידי vetanaturalista vetanaturalista | תצפית 1 | 0 תגובות | הוספת תגובה

Entre la superstición y el naturalismo

Sé que tal vez los apuntes en este diario adolezcan, a veces, de un rigor científico en la redacción. Mi oficio de escritor debe ser culpado antes que nada. Solo espero que la falta de rigor (en parte intencional) no sea un obstáculo para la finalidad que es describir las experiencias de un naturalista diletante siempre dispuesto a aprender de lo que la vida, la naturaleza y los otros nos dan.
Hacia finales de los años 90 del siglo pasado leí una novela, "La Lágrima", cuya historia en cierto modo y aparentemente narra parte de la historia de mi familia por el lado materno oriunda del bajío y el occidente. De la mitad en adelante, la novela utiliza, describe, narra cómo los alacranes son, para la familia de la novela, una señal recurrente que encierra mensajes sobre desgracias por ocurrir en la familia, pudiendo aparecer filas de alacranes en escenas que causan horror.
En la zona de Naucalpan, donde vivo desde hace 50 años, nunca me había tocado ver alacranes negros ni ninguno otro, lo que no significa que no hubiera en las zonas rurales o boscosas de los alrededores.
Luego de que leí esa novela pasaron dos cosas extraordinarias. Primero, caí en la cuenta de que, desde finales de los ochenta, tras el sismo que afectara a la Ciudad de México en 1985, la zona de Naucalpan en que me encuentro se cundió de cucarachas europeas. Se hizo una verdadera plaga a la que siguió una plaga de hormigas negras que expulsó a las hormigas arrieras que había por aquí; hoy es raro verlas a estas. Las plagas siguen en 2019. La población humana se incrementó también por quienes, temerosos de los tremores de tierra, migraron del Distrito Federal, hoy Ciudad de México, a la zona metropolitana. Esto significó un aumento en la presión socioeconómica, urbana e incluso ecológica, pues las inmobiliarias, que ya venían depredando la zona, hicieron su agosto de la mano de gobiernos corrompidos y líderes ejidales, cundiendo a su vez, como si plaga, los cerros alrededor del valle con construcciones residenciales, industriales, comerciales y de oficinas.
Esta presión, supongo, incidió en expulsar a varias especies animales y mezclarlas con el resto de la fauna, el animal humano incluido. Entre ellas, los alacranes. Esa es una explicación para la plaga que ellos de pronto significaron. Asimismo, comenzó a notarse un aumento en las apariciones de arañas violinistas, y falsas violinistas que encontraron en las casas y departamentos los rincones más tranquilos y confortables para adaptarse.
Esa es una explicación para las observaciones de alacranes. Pero, tengo otra. Mi padre, por esa misma época, acopió en la casa unas cajas con mercancía durante más de un año. En ese tiempo, ni señas de alacranes. Enviamos algunas cajas a Villahermosa, Tabasco, para que un familiar allá ofreciera la mercancía. Sin éxito, el familiar nos devolvió las cajas. A la semana aparecieron los primeros alacranes. Esto ya sucedió entrado el siglo, hacia 2005 cuando además se decidió vender el terreno donde estaban guardadas dichas cajas. En 2006 falleció la hermana de mi madre y desde entonces se desataron varias desgracias por el lado materno. ¿Coincidencias?
Mis recientes observaciones también podrían tener un par de explicaciones lógicas: la casa de atrás está abandonada y de ahí llegaron movidos en su cacería nocturna. O están en mi jardín y de ahí surgieron y los gatos los hallaron tras las copiosas lluvias.
Coincide la aparición también con dos hechos previos: 1) la casa de al lado celebró ruidosamente el 15 de septiembre, quizá las vibraciones sonoras los espantaron. 2) Compré y acomodé en mi jardín plantas benéficas para la huerta: lavanda y citronela. Entiendo que la primera, por su aroma, es repelente de cucarachas y alacranes, según las consejas populares.
Entre la superstición y el naturalismo siempre procuraré quedarme con las explicaciones lógicas. No obstante, en mi experiencia personal, algunas cosas las rebasan o ponen en tela de juicio.
Los murciélagos que habitaban las cuevas en el Cerro de Moctezuma, Los Remedios y otros cercanos, y que surcaban los cielos nocturnos con puntualidad inglesa a las 11 de la noche, a las 3 y 6 de la mañana y que sobrevolaban a escasos metros sobre mi casa volando de ida y vuelta rumbo a Azcapotzalco dejaron de pasar. Hoy es raro escucharlos. En cambio, he visto búhos anidando en las palmas del fraccionamiento en que habito y algún aguililla o halconcito rondando los parques, volando alto por sobre el Periférico y Las Torres de Satélite.
Algo similar ha sucedido con otras aves que, más propias de climas más templados, desde mediados de los noventa empezaron a aparecer en esta zona, como es el caso de los zanates, de los que no tuve noticia sino hasta que aumentó su población aquí ocasionando, en contra, la disminución de torcazas y de colibríes. Asimismo, las palomas incrementaron su población hasta hace cuatro años que se vio rebasada por la de los zanates. También, en este tenor, he podido observar una disminución en el tamaño de los gorriones de la zona. ¡Y ahora por ahí rondan unos loros y guacamayas!; quizá fugitivas de alguna casa.
Y qué decir de las culebras negras sobre las que ya publiqué una entrada previa en este diario. En fin, queden estos indicios de los cambios, unos debidos al clima y otros por causa de la intervención del hombre. La vida, se ve, va.
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הועלה ב-ספטמבר 26, 2019 02:24 לפנה"צ על ידי vetanaturalista vetanaturalista | 2 תצפיות | 0 תגובות | הוספת תגובה

ספטמבר 14, 2019

Segundo avistamiento de una culebrita, ¿la misma?

Ha habido un segundo avistamiento, anoche, 12 de septiembre de 2019, mismo lugar. Sinceramente no sé de dónde llegan o dónde las atrapan mis gatos, pues nunca había visto estas en mi jardín. Aun así, los gatos de nuevo atraparon una, jugaron con ella dentro de la casa, la atrapé y llevé intacta a mi jardín donde se perdió de la vista entre el paso. Esta ocasión la vi no de color negro, sino más próxima en color a la sugerida originalmente como Afroasiática. Así que ya no sé qué pensar. ¿Puede ser que estén conviviendo? ¿Puede ser que el color cambia según ciertas circunstancias? Y, aun investigando un poco más, persiste la duda acerca de su dieta, pues no hay mucha información en internet acerca de estas culebritas y la que hay está muy básica. Esta vez no pude subir foto porque tomé video y n quedó con la mejor calidad para extraer una imagen fija donde pudiera verse su color pardo oscuro, a diferencia de la otra.

הועלה ב-ספטמבר 14, 2019 12:08 לפנה"צ על ידי vetanaturalista vetanaturalista | תצפית 1 | 0 תגובות | הוספת תגובה

ספטמבר 8, 2019

Mi primera aportación naturalista

Eran pasadas las diez de la noche de un día cualquiera. Mis gatos estuvieron muy inquietos, persiguiendo algo que volaba, nada visible a mis ojos, quizás algún mosquito. De pronto se tranquilizaron, pero dos de ellos dirigieron su mirada hacia la puerta, abajo de la misma y acudieron a explorar con su pata.
A la distancia miré que jugaban con algo; un hilo, pensé. Pero, su comportamiento era más de curiosidad que de juego. Me acerqué y recogí lo que parecía una lombriz. Algo extraño dado que estábamos en una de las habitaciones superiores de la casa y me resultó raro también el movimiento ondulatorio del animal, no muy parecido al de las lombrices. Llevé al animal al jardín donde lo deposité en la compostera, pensando que sería una lombriz y ahí haría su agosto nutritivo.
A la mañana siguiente, revisando la huerta, abrí la compostera y ahí estaba el animal, muerto. Lo extraje. La brillantez de su piel negra me dio pauta para pensar que no era ninguna lombriz. Lo miré de cerca, tomé la foto que acompaña a esta nota y al acercarla observé escamas en el cuerpo y una cabeza redondeada con una fina lengua bífida o eso pensé.
Compartí la imagen con un par de amigos y uno de ellos me refirió esta página en las observaciones de Cecilia mexicana. Sí, es bastante parecido el animal. Sin embargo, haciendo la comparación de las imágenes, la Cecilia tiene anillos, no escamas; cabeza más alargada y menos redondeada. Seguí buscando y hallé la mayor similitud con las serpientes ciegas.
¿De dónde provino?
En la zona ha sido poco frecuente hallar víboras, culebras o serpientes; pero, las hay. En su mayoría de agua, verdes y habitan en las riberas de ríos de deshecho o en los vasos concentradores. Las observaciones más comunes las recuerdo hasta los años 70 del siglo pasado, antes que la urbanización hiciera estragos en los alrededores. Nunca había tenido noticia de una serpiente como esta aquí.
Dada su descripción, en cuanto que se alimenta sobre todo de hormigas, la explicación para que apareciera estaría en que desde hace ya poco más de cinco años tenemos en la zona una severa infestación de hormigas (la zona es colindante con Azcapotzalco, y no está de más recordar el significado nahua de ese nombre: lugar de hormigueros).
Aun así, según esa misma descripción en cuanto cómo está distribuido este animal, esta zona no aparece mapeada lo que lleva a la segunda hipótesis relacionada con la posibilidad de que pudiera haber sido trasladada en el equipaje de un viajero proveniente e Aguascalientes días antes.
Lo cierto es que, este hallazgo doble, de la serpiente y de la página, me motiva a abrir mi cuenta aquí y compartir estas y nuevas experiencias de lego naturista.

הועלה ב-ספטמבר 8, 2019 04:07 לפנה"צ על ידי vetanaturalista vetanaturalista | תצפית 1 | 0 תגובות | הוספת תגובה

ארכיונים